viernes, 26 de febrero de 2016

Taxi Teherán



Jafar Panahi
Taxi Teherán
Taxi, 2015
Wanda Visión / Cameo

Cuando a un artista le impiden realizar aquello que brota de su creatividad, que es esencia de su manera de entender el arte, es como si a un ave le cortaran las alas o a un pez las aletas. Cercenar algo así, que bulle dentro del creador y quiere convertirse en su obra, dede de ser tan frustrante que, lo habitual, es que ese creador huya del entorno que lo censura.
En el caso del realizador cinematográfico Jafar Panahi el problema se acentúa, pues el mismo entorno que le censura el que inspira sus obras y, además, le impide escapar a otro lugar para crear libremente. Sus películas han narrado el mundo en el que ha nacido y vive, el Irán de los Ayatolás, y lo ha hecho de una manera imaginativa y muy inteligente, poniendo en imágenes muchas de las virtudes de su sociedad. Pero también de los defectos, y eso es lo que le ha traído constantemente problemas con las autoridades, que han tratado por todos los medios que su cine no se realice. Han sido muchos los juicios y encarcelamientos que ha sufrido precisamente por su posicionamiento crítico a la hora de crear en un país que mantiene muchas censuras y tabúes en muchos aspectos de la sociedad.
Siguiendo la estela de Abbas Kiarostami, con quien se inició en el cine como ayudante de dirección para A través de los olivos (1994), Panahi ha deslumbrado con historias llenas de magia y encanto, como El globo blanco (1995), su delicado debut como director, o El espejo (1997), con una inteligentísima resolución cinematográfica a una historia tan aparentemente banal como el regreso de una niña a su casa desde el colegio por las calles de Teherán. A diferencia del cine introspectivo de Kiarostami, el cuestionamiento social, la crítica y lo explícito de sus argumentos es lo que más define el cine de Panahi.


Su siguiente cinta, El círculo (2000) supuso el inicio de los grandes problemas con la censura, pues, como nadie se había atrevido hasta entonces, se aventuró a cuestionar la condición de la mujer en una sociedad tan patriarcal como la iraní. Este y otros filmes posteriores suyos han provocado su detención y encarcelamiento, con huelga de hambre y movilización internacional a su favor de por medio. Posteriormente le fue retirado su pasaporte para impedirle abandonar el país y le fue impuesta la prohibición de dirigir cine durante 20 años.
Claro que el impulso creativo no puede frenarse y la necesidad de opinar y cuestionar algunas costumbres consideradas como obvias sigue en el espíritu de este hábil realizador. Y son ya varias las películas que ha presentado al resto del mundo saltándose la prohibición con estratagemas y subterfugios. Y son obras realmente geniales en su concepción que, incluso, no dejan de asombrar en festivales que se rinden a sus habilidades premiándolas una y otra vez.


El último ejemplo de ello es Taxi Teherán (2015), ganadora del Oso de Oro en el 65 Festival de Berlín. Panahi coloca una cámara en el salpicadero de un taxi y, conduciendo él mismo como taxista, circula por las calles de la ciudad recogiendo a unos y otros y dejándoles expresarse libremente. El resultado es un conjunto de conversaciones que vienen a cuestionar o situar en el centro del debate todos los problemas que se centran alrededor del director, como la imposición de hacer cine siguiendo unos patrones determinados para que pueda ser distribuible, el atenazante sometimiento de la mujer a las costumbres islámicas que socavan sus derechos, la necesidad de conocer el exterior en un país con unas fronteras tan cerradas, los abusos policiales y de los altos cargos del país...
Una gran película que no es cine al uso, que tiene una manera de estructurar las argumentaciones sin crear un argumento, y que a priori podría parecer difícil de ver, pero que se filtra en nuestra mirada llenándonos de gozo por la inteligencia expuesta, por la sabiduría mostrada a la hora de hacer donde no te dejan hacer y por la personalidad de este realizador, deslumbrante y muy necesario en el mundo en el que vivimos, cuanto más en una sociedad como la iraní en la que se haya preso. Una muestra más de que hay presos más libres que sus propios carceleros.

Puedes ver el trailer de Taxi Teherán pinchando aquí.