El peor de los dragones. Antología poética 1943-1973
Edición y prólogo de Elena Medel
Libros del Tiempo / Siruela, 2016
No hace mucho, hablamos en estas páginas de Nebiros, la única novela de Juan Eduardo Cirlot (1916-1973), uno de los autores más singulares de la literaratura española del siglo XX. Este año se cumple un siglo de su nacimiento y, para completar el homenaje adecuado a esta figura, la poeta y editora cordobesa Elena Medel ha compilado lo esencial de la obra poética de Cirlot, que, al contrario que la narrativa, fue extensa y la mantuvo activa hasta su muerte.
El peor de los dragones es la antología que aspira a descubrir a muchos a un autor considerado maldito y difícil, que absorbió fuertes influencias de las vanguardias artísticas del pasado siglo y que creó un lenguaje propio, una manera de expresarse tan libre como heterodoxa, tan visceral como provocativa.
«Esforcémonos por comprender su escritura desde el tiempo en el que se escribe—, afirma Elena Medel en el prólogo a esta antología, —un país en dictadura, cerrado no ya a lo que ocurre en ese momento en un mismo continente o en una misma lengua, sino a lo que ocurrió en ese mismo espacio y en ese mismo idioma durante los años anteriores a la guerra. Esforcémonos por comprender a un poeta que recurre como fuente de sugestión a una experiencia alejada de la intimidad, y vinculada a la literatura y al arte y a la música y al cine, disciplinas que considera tan verdaderas y tan suyas como cualquier anécdota de la realidad; que aspira a comprender una realidad que siente ajena; que mira al pasado porque lo entiende como explicación del presente, y que, quizá sin conciencia, seguro que con ambición, escribe para los lectores del futuro».
Un difícil trabajo de acercamiento a un autor apasionante en el que se descubre una intensa vinculación al surrealismo y al dadaísmo, con juegos casi al azar de las palabras, permutándolas y combinándolas sin orden aparente, como hacía en su música el compositor Arnold Schönberg (1874-1951), hde quien era declarado admirador.
Tiene un protagonismo relevante sus poemas Bronwyn (1967), centrados en la actriz Rosemary Forsyth, que encarna a Bronwyn en la película El señor de la guerra (1965) de Franklin J. Schaffner y que inspiró esa época poética llena de permutaciones y combinaciones.
Los misterios de un autor que, en 1988, llegó a publicar un libro con 88 sueños propios (de los que se recogen algunos fragmentos en esta antología) y que es el autor de un libro que, contrariamente a todas sus demás obras, sí gozó de éxito y se sigue reeditando una y otra vez, el Diccionario de símbolos (1958), obra fundamental de consulta para muchas disciplinas artísticas e intelectuales.
Puedes leer las primeras páginas de esta antología pinchando aquí.