Kiran Leonard. Foto: Sebastian Matthes (Manox) |
Kiran Leonard
Grapefuit
Moshi Moshi / Pias Iberia, 2016
Brutal. Una gran sorpresa que aún resuena en mi cabeza desde la primera escucha dejando ecos, impactos, sensaciones intensas... Un jovencísimo inglés de 20 años llamado Kiran Leonard acaba de firmar uno de esos discos difíciles y llenos de profundidades, de cargas explosivas que van más allá de las simples canciones. Se atreve incluso con lo que no es fácil presentar hoy día, tan común en otras épocas: temas largos, algunos muy largos (hasta 17 minutos) en donde da rienda suelta a un conjunto de sonidos, extravagancias, voces desgarradas y atrevimientos musicales muy infrecuentes actualmente. Sinceramente, lo primero que se me ha venido a la cabeza al escucharlo por primera vez es el disco Grace, la obra maestra (y única, aunque se empeñen en sacar restos y grabaciones ocultas) de Jeff Buckley, lo que es decir que estamos ante palabras mayores, ante un trabajo fuera de lo común, que no sé si llegará o no a la repercusión de aquel (lo cual es tremendamente improbable) pero que sí tiene ese mismo aura de obra contundente, imperecedera, especial y magnética.
Leonard no es nuevo en la música ya que en su Bandcamp podemos escuchar multitud de discos autoproducidos y con grabaciones caseras en CDR, además de varios eps y un otro disco largo, el que fuera su debut profesional, Bowler hat soup (2013). Lleva una década (desde los diez añitos) dándole a la composición y con una gran dosis de riesgo. Sus canciones tienen furia intensa aterciopelada con rasgaduras emocionales; melodías armónicas mezcladas con disonancias y distorsiones cuasi-grunge... Grapefuit es el culmen de todo esto. Puede que muchos no aguanten su postura incómoda; puede que algunos digan que eso ya lo hicieron otros antes (Buckley, Nick Cave...); es posible que haya quien no sienta placer estético ante sonidos tan poco habituales en el pop... Pero lo que no se puede negar es que tenemos un trabajo lleno de inventiva, de propuestas, de esfuerzo y de una clara intencionalidad de no ser convencional. Lo que creo yo ahora mismo es que este Grapefuit puede ser uno de esos discos que, pasados los años (si no lo logra hoy) podrá recuperarse como un ejemplo de música arriesgada, de calidad; como música que refleja la complejidad de nuestro mundo actual, donde todo está tan mezclado, donde todo es aparentemente tan accesible, que se ha convertido en un extraño puré de sensaciones rápidas que dejan poco espacio al mundo de la creatividad..., a no ser en el terreno individual, como es el caso de Kiran Leonard.
Puedes escuchar su disco completo Bowler hat soup
en el canal YouTube de Kiran Leonard pinchando aquí.