Grabado con la imagen de Sor Juana Inés de la Cruz |
Las primeras poetisas en lengua castellana
Edición y nota preliminar de Clara Janés
Libros del Tiempo / Siruela, 2016
Actualmente vivimos un momento dulce en lo que a la literatura escrita por mujeres se refiere. Son muchas las editoriales que han puesto su foco de atención en las escritoras, en las autoras que han aportado una mirada diferente a las letras y un universo literario, en ocasiones realmente particular, y que tantas veces y tanto tiempo han sido solapadas por los hombres, en la literatura, como casi en cualquier otra facetas de sus vidas. Aunque muy poco a poco y no tan universalmente como sería deseable, afortunadamente hoy día esa atención hacia las mujeres se está extendiendo y muchos nombres femeninos han salido del escondrijo en el que estaban enclaustrados.
Hoy podemos disfrutar de infinidad de textos de autoría femenina. Algunos de los cuales (y esto también ha sucedido entre autores masculinos) han sido difuminados por el paso del tiempo, se han perdido entre las modas y, presionados por los y las más populares autoras, han quedado encerrados en bibliotecas y archivos y no han salido (casi) nunca a la luz de los lectores.
Siruela, de la mano de la escritora y académica barcelonesa Clara Janés, se ha fijado en las pioneras de la poesía en lengua castellana, reeditando una antología que salió por primera vez hace treinta años, Las primeras poetisas en lengua castellana, con una edición ampliada.
Grabado con la imagen de Sor María de la Antigua |
De todos son conocidas Sor Juana Inés de la Cruz, o Teresa de Jesús, pero a muy pocos les sonarán nombres como los de Amarilis, Cristobalina Fernández de Alarcón, Violante Do Ceo, María de Zayas, Ana Francisca Abarca de Bolea o Leonor de la Cueva y Silva, por citar solo a algunas de las que aparecen en esta selección de textos. En el siglo XVII, María de Zayas escribía en su novela La inocencia castigada «¿Por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos para las venganzas, imposibilitando nuestras fuerzas con vuestra falsas opiniones, pues nos negáis letras y armas?». Un texto reivindicativo que hoy sería feminista y que refleja bien a las claras las dificultades que tuvieron las mujeres, no solo para desarrollar su literatura, sino, incluso, para poder aprender a escribir y leer. Fueron los monasterios los que dieron amparo a muchas de las mujeres que han dejado legado literario. También algunos pequeños círculos de las clases elevadas o las hijas o esposas de algunos literatos hombres.
Un trabajo enorme de investigación y búsqueda el que ha realizado Clara Janés entre los fondos de la Biblioteca Nacional de Madrid para que nosotros podamos hoy recuperar y disfrutar de estos textos poéticos, hermosos, místicos muchos de ellos, pero llenos de una pasión eterna y universal, la de la búsqueda de lo sublime, de la paz espiritual, del amor y de la belleza.
Dice Clara Janés en el prólogo: «Con entusiasmo profundicé en las salas de Iconografía y de Manuscritos, descubriendo tesoros inesperados. Ahora buscaba no solo poemas y retratos sino cuanto rodeaba, ponía de manifiesto y se hacía eco de este suceso: en nuestra tierra, la mujer escribía desde el momento en que se pasó del empleo del latín al romance. No solo tuve en las manos ediciones de los siglos XV, XVI o XVII, sino que accedí a los manuscritos y, por supuesto, a los grabados».
Puedes leer el prólogo completo de Clara Janés pinchando aquí.