viernes, 1 de abril de 2016

Georges de La Tour

La buenaventura (1633-39). Metropolitan Museum de Nueva York


Georges de La Tour (1593-1652)
Exposición en el Museo del Prado de Madrid
Del 23 de febrero al 12 de junio de 2016

El sueño de San José (1628-1645). 
Museo de Bellas Artes de Nantes
La trayectoria artística de Georges de La Tour (1593-1652) es, cuanto menos, bastante curiosa en relación a su popularidad, pues si en su época fue un pintor que gozó de una fama bastante considerable y de una posición económica y política envidiable, llegando a ser alcalde alcalde de Lunéville, una comuna de la región de Lorena, en Francia, muy cercana a la de Vic-sur-Seille donde nació. Tras su muerte, sin embargo, cayó en el olvido más absoluto y su obra fue atribuída a otros pintores con el paso del tiempo, a artistas del norte de Europa, y a otros españoles como Zurbarán, Ribera o Velázquez. No fue hasta finales del siglo XIX cuando distintos investigadores, sobre todo el alemán Hermann Voss (1884-1969), que lo redescubrió en 1915, apuntaron la autoría de Georges de La Tour de muchas obras que antes habían sido atribuídas a otros pintores. Hoy día se reconocen poco más de 40 obras de su mano, aunque hay mucha polémica entre los especialistas sobre algunas de ellas y otras no catalogadas a su nombre. Así, esta exposición que se muestra en el Museo del Prado de Madrid se convierte en una ocasión excepcional para observar y deleitrase detenidamente con la peculiar manera de pintar del artista francés, ya que reúne nada más y nada menos que 31 de las obras de La Tour, procedentes del museo del Louvre, del Metropolitan de Nueva York, del Kinbell Art Museum de Fort Worth, el Lacma y el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles, la Colección Real británica y los museos franceses de Bellas Artes de Nantes, Rennes, Nancy y Épinal. El Prado aporta las dos obras que conserva en sus salas, la maravillosa San Jerónimo leyendo una carta (hasta 2005, en las dependencias del Instituto Cervantes y atribuído a Zurbarán), y el fascinante retrato de perfil del Ciego tocando la zanfonía (1620-1630).

Ciego tocando la zanfonía (1620-1630). Museo del Prado

Su estilo más conocido y que le ha hecho en alguna manera inconfundible (a pesar de tantas dudas en la autoría de sus obras) es el tenebrismo, corriente del barroco en el que se incide en el fuerte contraste entre luces y sombras y que La Tour resolvía con un elemento muy particular: las luces procedentes de pequeños puntos de iluminación presentes en las pinturas, como velas, brasas, candiles... y que, semiocultos por las formas o los ropajes de las figuras de los personajes de las obras, crean una sensación de intimidad extrema, de calidez y de ambientes más promios del norte de Europa, motivo por el que tanto tiempo se pensó que sus autores procedían de esa zona del mundo.
Otra característica de su obra es la quietud y el equilibrio de las composiciones, además de las formas sencillas, redondeadas, casi idealizadas y geométricas de los rostros de muchos de los pintados, la mayor parte motivos religiosos. Aunque no faltan argumentos populares, con campesinos más o menos miserables y una curiosa afición a retratar músicos ciegos callejeros y ladronzuelos y pícaros burlescos y divertidos que tratan de buscarse la vida por medio de trampas y engaños.
Organizada cronológicamente, el paseo pictórico que nos propone El Prado nos introduce en un mundo de paleta casi monocroma, donde las luces están casi ausentes y en donde se pueden encontrar múltiples reflexiones, anacrónicas quizás, acerca de las dificultades de la vida en las poblaciones humildes y en cómo marcó la iglesia el sentimiento místico de sus pueblos.

Puedes ver la presentación de la exposición, comentada por Andrés Úbeda, pinchando aquí.

Puedes ver el vídeo Ciego tocando la zanfonía con las reflexiones sobre arte y música de Andrés Úbeda y Fernando Palacios pinchando aquí.