Cathy Claret. Foto: Ana Palma |
Solita por el mundo
Warner Music, 2015
Solita, solita, pues no, realmente. La acompañan algunos
artistas que aportan pinceladas de sofisticación a una cantante que nunca lo ha
pretendido. Cathy Claret fue La chica del viento hace quince años y escribió
Bolloré, un tema para quitarte las penas que popularizó Raimundo Amador, que
rebautizó Bolleré y llegó a tocar con el mismísimo B.B. King. También es autora
de Esperanza, que reinterpretó Kiko Veneno. Y como instrumentista, grabó ocho
discos junto a Pascal Comelade en la banda que formaron juntos, Bel Canto
Orchestra. Sus canciones y su aparentemente frágil manera de cantar, con
dulzura y casi susurrando, han influido en algunos artistas importantes del
panorama moderno pop francés, como Nouvelle Vague. Cathy nació en Nimes, aunque
lleva mucho tiempo afincada en Barcelona,y sin duda, es una de esas cantantes
que, con pocas canciones, es considerada pionera en eso que se viene a llamar
fusión de músicas, en concreto, del flamenco y el pop. De carácter nómada,
podríamos decir que es una de esas antiüas hippies que han desarrollado su vida
con un profundo sentimiento hedonista y de amor por la tierra y por la gente
(por la buena gente).
Hoy, tras ocho años de su último disco, Gypsy flower
(Subterfuge, 2007), regresa con una nueva colección de canciones llenas de
atmósferas susurrantes y de amoríos por la vida. Lo hace, además, como antes
decía, bien acompañada: cuenta con la colaboración de Rossy de Palma (otra
artista que sabe bien lo que es susurrar); Bebe, en un medio tiempo melancólico
y muy hermoso; su excompañero musical Pascal Comelade, y sus herederos de
sugerencias musicales, Nouvelle Vague. Quizás pretendía ir Solita por el mundo,
pero está claro que Cathy Claret está rodeada de muy buenos amigos y de
aficionados que ya se han apropiado de sus tonadas seductoras.
Puedes ver el vídeo de Solita por el mundo, pinchando aquí.